Salió del agua a media noche, nadie se dio cuenta. Por eso la trataron de extranjera. Ella nunca dio explicaciones. Cuando se marchó, fue para siempre.
Nace de la tierra caliente, esa serpiente que me muerde en el cuello. Sinuosa me acaricia la espalda, me hace temblar las manos, alcanza la luz de mis ojos, y teje un deslumbrante bordado.