Una cascada de verdes y floridos tallos
cae sobre la piedra húmeda de la lluvia vespertina,
como la espesa y suave cabellera
sobre tus anchos y morenos hombros.
Como la risa alegre deslizándose en la tarde,
o tus besos cubriéndome los labios y los ojos.
Así, cayendo suavemente,
como la noche cálida sobre los tiernos prados.