Llega la vida, lentamente,
tan lenta que apenas llega,
se disuelve en la eternidad,
como una sombra desdibujándose,
como un suspiro, sin retorno,
y sin embargo, para siempre.
Amo el destino que te envuelve,
el guiño del sol que alumbra nuestros días,
amigo, hermana, hijo, abuelo.
Te he conocido o aún estoy por verte
pero en mi corazón ha resonado tu anhelo
y la llamada ha llenado el futuro de presente.