salto
La maleza se mueve,
sé que detrás hay una presa débil.
No hace viento, los altos árboles paran la brisa
en este rincón del valle.
Por eso sé que estás ahí,
temeroso, no de mí,
sino de la muerte misma.
Es un temblor espontáneo, incontrolable,
el de la vida a punto de escaparse.
También yo siento ese miedo a desaparecer,
a ser apenas yo misma,
por primera y última vez,
en el momento de la disolución.
Un terror me invade mientras salto,
y acabo con él de una dentellada.
6 comentarios:
¡Ay!
:-)
Emociones ensambladas en letras...
;-)
Hermoso, es más, me asalta por detrás, por delante, y decido contraatacar; cazo tu blog en la noche y lo guardo, como tesoro, en el mío.
Bellísimo...
Cazar para acabar siendo cazado por las garras de la muerte,cíclico y hermoso!
no hay separacion.
cazado y cazador,
buscador y buscado,
somos uno
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